jueves, 26 de noviembre de 2009

5to Centenario de la llegada de la OP a América Latina


El próximo año, 2010, se celebrará el V Centenario de la llegada de la Orden de Predicadores a América.


Cristóbal Colón murió en 1506; en 1507 Bartolomé de las Casas fue ordenado sacerdote diocesano en Roma. A la edad de 23 años en 1510 el hijo de Colón, Diego, el hermano menor de Colón, Bartolomé y Las Casas llegaron nuevamente a la isla La Español (Hispaniola, actualmente la República Dominicana y Haití); y en ese mismo año también lo hicieron los primeros dominicos, encabezados por Fray Pedro de Córdoba.




Fueron enviados desde el Convento de San Esteban en Salamanca, centro de la reforma de la Orden con su doble énfasis en la contemplación y en la pobreza, convento fundamental en el renacimiento teológico del siglo XVI, en cuya facultad desde 1526 fue Francisco de Victoria, el ‘padre del Derecho Internacional’ cuya escultura de bronce se encuentra en los jardines de las Naciones Unidas en Nueva York con la inscripción «Defensor de los Derechos Humanos».


Un año después de su llegada, en 1511, en un domingo de Adviento, Pedro de Córdoba y la comunidad de hermanos encomendaron a su mejor predicador, Antonio de Montesinos, el predicar en la humilde Iglesia Catedral de Santo Domingo, el sermón de la comunidad, basado en el texto de Juan 1:23 («Yo soy una voz que grita en el desierto»), proclamando la condenación eterna a todos los españoles que tuvieran indios en encomienda, diciendo que debían liberarlos si quienes los mantenían presos, esperaban la salvación. Diego Colón y Las Casas estaban presentes en la predicación. Les pidieron retractarse de lo que se había dicho, pero en lugar de ello el siguiente domingo repitieron lo mismo, junto con la amenaza de negar la absolución. Al mismo Las Casas se le negó la absolución poco después, cuando fue a confesarse con uno de los frailes, dado que en ese momento, él también era un encomendero, aunque amable con los indígenas que tenía a su servicio. Esto fue antes de su conversión a la verdad que los dominicos le predicaron, así como él después predicaría en Pentecostés de1514 sobre Eclesiástico 34:18-22, antes de que se convirtiera en dominico.



El más reciente Capítulo General de Frailes en Bogotá en 2007, pidió que conmemoráramos el aniversario de la llegada de la Orden de Predicadores a este mundo. Cito: «Debido a que se acerca el V centenario de la llegada de la Orden a las Américas (1510), recomendamos al Maestro de la Orden, a todas las Provincias, especialmente las Provincias de América y el Vicariato de Santo Domingo en la República Dominicana, que con toda la Familia Dominicana, tomen iniciativas para celebrar activamente el recuerdo de esta primera comunidad, cuyo prior fue Pedro de Córdoba - incluyendo algunos trabajos caritativos en solidaridad con los más necesitados de la región del Caribe» (#74).





http://mjd-milagro.blogspot.com/

miércoles, 11 de noviembre de 2009

PredicArte

Mural Comunitario en el Encuentro de Artistas Dominicos de Argentina “PredicArte”
San Pedro Colalao, Tucumán, Argentina, del 6 al 8 de Junio 2009


“¡Luz! Mucha luz veo; y lo que veo es dinámico, es no estático, se va moviendo sobre el verde de las montañas; es movimiento y a la vez luz; luz de colores, muchos colores. Y por ahí, en medio de todo, sobre las nubes y entre el viento, manos, “manos abiertas, que reciben y dan.” Es San Pedro Colalao, Tucumán, en el Norte de la Argentina, cerca de las montañas andinas donde se han dado cita unas 15 personas, artistas, procedentes de diferentes lugares del país, para compartir durante un fin de semana de Junio, su espiritualidad dominica.




San Pedro de Colalao es el lugar donde se puede mirar el lindero de amplia Pampa con las solidas montañas andinas; el lugar donde el sol viene a dormir muy temprano a pocos metros de la superficie terrestre y a jugar con matices anaranjados y rosados que acarician las suaves tonalidades de la noche. Allí el sol parece una gran manzana madura y la luna es más enorme que todas las otras lunas. Y en el balbuceo de este manifiesto natural del sur, la magia del arte pulula en un baile de chacarera, un canto de resistencia, una reflexión sobre lo estético, un arreglo de flores, unos bordados cuidadosos en lana, unos oleos que retratan atardeceres y un mural comunitario. El mural que se pregunta por el lugar del arte en la espiritualidad de Santo Domingo, por la mirada cósmica de su fe, por el caminar que invita a construir siempre caminos, por el color que requiere el mundo para ser mejor y ser lugar para el encuentro. Silvia Ramos, Nidia, Valeria, Domingo, Luciana, Antonia, Rossana, Ana Cecilia, Liliana, Silvia Ebis, Ross Anne y otras, cada una, cada uno, dejó correr en palabras sus visiones: Luz, colores, trasparencia, formas, movimiento en espiral, caminos, salidas, montaña, cielo, jardines y Wiphala; y seres humanos que se encuentran, tejen rituales de humanidad, y cocinan la esperanza…

Con estas imágenes se comienza a teñir el lienzo de 2,80 x 4 metros, tensado entre dos pilares en el corredor externo de la casa de Retiros de las Dominicas, atravesado por los sueños, la ternura y el sol que llega desde atrás y hace ver el colorido del mural como un inmenso vitral suspendido del cielo. Y como si las imágenes cobraran vida o adquirieran en su interior luminarias propias, las palabras, las visiones, la emotividad del trabajo común nos abrazo con una aureola de alegría que alcanzaba dimensiones cósmicas, en medio de la cual nos sentíamos uno/a con el Universo, de lo sagrado, y de vida. Ahí, salió este Mural, de luz, colores, movimiento, alabanza y de bendición.


Fuente: http://curia.op.org/jubilee

http://mjd-milagro.blogspot.com/