domingo, 27 de noviembre de 2011

Adviento 2011

Llega el tiempo de la espera y la esperanza. El tiempo de preparar caminos…¿En qué consiste esa esperanza? ¿De qué está hecha esa confianza en que Dios sigue viniendo? ¿Cómo se enciende esa luz que rompe tinieblas, noches, sombras y que ilumina los rincones más oscuros? Y es tan humano el esperar y ponerse en camino, el desear y luchar por algo, el creer cuando todo parece invitar al descreimiento…

Recuerdo, en este tiempo de adviento, la historia grande de la que soy parte. Recuerdo que Dios lleva viniendo mucho tiempo (en lo grande y en lo pequeño)

Esperamos porque sabemos lo que puede llegar. A veces lo intuimos. Otras lo soñamos. En ocasiones sencillamente queremos que las cosas sean diferentes. Imaginamos futuros mejores, para nosotros, para los nuestros, pero sobre todo para aquellos cuyos presentes son sombríos

Entonces se enciende una luz en nuestra entraña, se escucha una voz que, muy hondo, muy dentro, muy suave, susurra: “¿Por qué no? Y el deseo se convierte en urgencia, en anhelo, y quema e inquieta... El deseo es también llamada, y algo me dice: “luchá por lo que deseas”, y eso es adviento…

Adviento…es la consciencia de haber recibido una promesa y confiar en ella: como Abraham, y Moisés, y Zacarías, y María, y José, y Pedro, y tantos otros hombres y mujeres, que un día escucharon una palabra que les hablaba del futuro… y confiaron.Dios nos ha prometido venir, y seguir viniendo. Nos ha prometido las bienaventuranzas, y aunque es de locos, lo creemos. Nos ha prometido la Vida que vence al mal, y una lógica en la que el lobo ya no amenaza al cordero… y aunque nos llamen ingenuos, ilusos, necios o ciegos…LO CREEMOS.

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martes, 1 de noviembre de 2011

Ser dominico me ha dado todo lo que soy


¿Cómo fue tu vocación?

Hay una cierta manía de preguntar a los niños qué van a ser de mayores y que suelen responder con lo que les gusta en ese momento. Pienso que también me preguntarían a mí más de una vez… y una vez debí decir que “cura”. La razón la desconozco… pero se me quedó ahí… en el corazón…

Después fue un largo proceso de búsqueda adolescente, de preguntarme y preguntarnos los amigos por el futuro de nuestras vidas. Yo no acertaba a definir mi futuro, y con frecuencia surgía aquella respuesta grabada en el corazón de mi infancia. Hay quien dice que “las cosas que se graban en el corazón de un niño, quedan grabadas para siempre”.

Tras los estudios para la entrada en la universidad vino la decisión, y las personas que me ayudaron, indirectamente, me orientaron a los dominicos (en mi ciudad de Burgos, entonces no había dominicos, si en la provincia). Pero a los dominicos y a Santo Domingo… no los conocía de nada, pero “los caminos del Señor…” Yo buscaba seguir a Jesús y compartir mi vida con los demás. Cuando por fin me decidí, me sentí apoyado por mi familia y mis amigos.

Y fue conocer a los dominicos y amar esa elección… y seguir hasta hoy, sin volver la vista atrás y sin arrepentirme en mi elección; resultó el “ven y verás” (Jn 1,39). Por supuesto que ha habido, eran tiempos de inquietud y de dificultad, de sacrificios y de esfuerzos, de cierta duda y de temor, de búsqueda y de oración, de compartir anécdotas e historias, de penas y de alegrías…, pero como lo hay en toda vocación y elección de la vida.

¿Cómo vives la llamada de Dios en tu trabajo/ocupación/ministerio actual?

La vida en la Orden, con su rico carisma y su familia dominicana de frailes, monjas religiosas y laicos, me ha llevado por otros caminos…, que nunca había soñado y, puedo decir, que estoy feliz y agradecido por todo. Guardo un grato y fraterno recuerdo de todas las comunidades con las que he compartido mi vida y en las que me he ido haciendo y sentido acogido fraternalmente… es la fraternidad dominicana. La Orden me ha ofrecido mucho más de lo que pensaba, en definitiva todo lo que soy.

¿Qué podrías decirle a alguien que se plantea su vocación?

Que se atreva a dar el primer paso, compartirla con alguien que le pueda ayudar, “lo demás vendrá por añadidura” (Mt 6,33), y que se fíe de Dios. Y, siempre, que cuide esa vocación y confíe en las personas que van apareciendo en su camino, porque seguro que le van a ayudar. Mientras, orar y esperar, como María y como tantos personajes bíblicos: “preguntar y preguntándose”, “como será…, aquí estoy…”. Siempre le van a presentar un ideal, pero ha de pensar que “los ideales son como las estrellas, nunca se alcanzan, pero iluminan el camino” (Demócrito). Siempre, de Santo Domingo, le van a presentar lo que dejó en herencia a sus hijos: “abrazad la caridad, observad la humildad y poseed la pobreza voluntaria”.

¿Qué pregunta te harías a ti mismo?

Hay varias muy comunes que con frecuencia te hacen: ¿eres feliz…, te sientes realizado…, volverías a ser lo mismo si…? Creo poder decir que como dominico me siento realizado, logrado, contento… en mi vida y en mi elección, y que no cambiaría la que un día realicé; claro que sí cambiaría algunas cosas o actitudes… tomadas equivocadamente en algún momento, errar es humano y ayuda a aprender.

Y otras preguntas que debes hacerte tú: ¿has sido fiel a la llamada de Jesús, a tu ser de religioso dominico, a tu sacerdocio…? Lo difícil y comprometido es dar una respuesta plena, siempre encuentras algún pero…

Ser dominico me ha dado momentos de gran felicidad y alegría que he compartido con frailes…, con mi familia y con muchas personas; los momentos que me ha tocado vivir, me he sentido acompañado, ayudado, respetado y animado en lo bueno y en lo difícil… y me ha abierto caminos de Dios y de su Evangelio. Ojalá sepa “dar a los demás, lo vivido y recibido en mi vida dominicana”.

LINK texto completo: http://ser.dominicos.org/frailes-de-hoy-en-dia/ser-dominico-me-ha-dado-todo-lo-que-soy








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