sábado, 20 de marzo de 2010

Taller de Lectio Divina para jóvenes- Mza

PROPÓSITOS DEL TALLER
· Conocer, aprender y profundizar la Lectio Divina como método de oración y evangelización comunitaria.
· Brindar herramientas que permitan a los jóvenes transmitir el método de Lectio Divina en sus comunidades juveniles.

DESTINATARIOS DEL TALLER: Jóvenes mayores a 18 años. Animadores de grupos juveniles o misioneros en capillas, parroquias o movimientos, avalados por el párroco o asesor/a del grupo o movimiento.

FECHA DE REALIZACION: 24 y 25 de abril de 2010

HORARIO: Desde el sábado a las 8:00 hs hasta el domingo a las 19:30 hs.

LUGAR: Colegio San José (Viamonte 570 – San José, Guaymallén)

CUPO MINIMO: Se establece un cupo mínimo de 15 participantes.

COSTO: El costo de todo el taller es de setenta y cinco pesos ($75). Incluye alojamiento, comida y todo el material. Para obtener información sobre formas de pago y demás facilidades, consultar por mail.

http://mjd-milagro.blogspot.com/

domingo, 7 de marzo de 2010

Vendimia 2010 / Mendoza



BENDICIÓN DE LOS FRUTOS - 2010

Llevada a cabo por monseñor José María Arancibia, arzobispo de Mendoza, en el marco de la Fiesta de la Vendimia

Mt 7,17-20.24-27

1. Hemos traído hasta aquí buenos frutos de la tierra y del trabajo. Representan el esfuerzo y los desvelos de mucha gente. Son signo de una vendimia abundante. Estamos contentos y agradecidos. Aunque hacen pensar en los daños de la piedra y el granizo, que obligan a compartir alegrías y tristezas, en esta tierra querida y fraterna.
Venimos con las primicias de las viñas, para agradecer a Dios y pedir su bendición. Este es el sentido de nuestro encuentro festivo y orante. Queremos seguir siendo un pueblo creyente, que no se olvida de Dios, en las buenas y en las malas. Al bendecir los frutos, suplicamos la protección divina sobre las personas, su trabajo, y el provecho de los frutos cosechados. A su vez, según la tradición judeo-cristiana, estas primicias traídas para bendecir significan mucho más: con ellas reconocemos la grandeza de Dios, de quien proviene todo lo que somos, tenemos y realizamos. En Su providencia confiamos al trabajar, y al momento de cosechar o constatar la pérdida. Así nuestra plegaria se hace amplia y confiada. Virgencita de la Carrodilla:
- ayúdanos a ser agradecidos como buenos hijos de Dios
- consigue del Señor para nosotros frutos abundantes y sabrosos
- enséñanos a confiar en un Dios que ama a sus hijos y nunca los abandona!

2. El Evangelio proclamado recuerda una sencilla experiencia humana: los buenos frutos proceden de un buen árbol y atestiguan la calidad de la planta. Jesús enseña realidades más hondas a partir de esta comprobación: las buenas acciones de la gente proceden de su buen corazón. Todo lo dicho y hecho revela qué lleva dentro cada uno; cuáles son sus intenciones y objetivos. Muy de adentro de cada persona -y a modo de fruto- salen las obras que la dignifican o la deshonran. Por eso importa tanto cultivar un corazón sano, y madurar buenas convicciones. ¿Que pedimos esta noche a la Madre de Jesús, que es Madre del pueblo cristiano? Señora Nuestra:
- acompaña a este pueblo, para que aprenda siempre más de la vida y del trabajo
- ruega a Dios por buenas vides, campos y tiempo propicio, para tener y compartir frutos
- educa el corazón de este pueblo, para que produzca frutos de justicia, de amor y de paz
- cura las heridas del corazón humano: para que sea capaz de respeto, amistad, y ayuda solidaria!

3. Hemos comenzado el año del Bicentenario de la Patria. Muchas menciones lo recuerdan. Somos una Nación joven, pero mayores entre otras naciones. El presente y el futuro está en nuestras manos. De nuestras carencias o males, no queremos echar siempre la culpa a los demás. ¿Qué frutos necesitamos para una Patria grande? ¿Qué plantas cultivamos para tener buena cosecha? El Evangelio completa la enseñanza sobre los frutos, con el signo de la casa edificada sobre roca, que resiste cualquier tormenta. ¿Que piedras elegimos para construir una Nación próspera y fraterna? En verdad, cuenta más la calidad de la gente que los bienes que se produce y negocian. Entonces, es bueno preguntarse: ¿con qué valores se construye una Nación digna y respetada, con desarrollo integral y equitativo para todos? María Santísima atienda de nuevo la súplica filial y llena de esperanza:
- te hemos confiado la Patria, ayúdanos a edificarla como buenos ciudadanos y gobernantes
- necesitamos líderes capaces, honestos y con espíritu de servicio
- no podemos olvidarnos de los pobres y de quienes sufren en su cuerpo y en su ánimo
- muchas familias y jóvenes precisan ser alentados, educados, sostenidos
- consíguenos de Dios los valores representados en la tierra buena y la roca sólida, sobre los cuales edificar nuestra amada Nación.


Mons. José María Arancibia, arzobispo de Mendoza