domingo, 18 de marzo de 2012

ADORA y CONFIA


No te inquietes por las dificultades de la vida,

por sus altibajos, por sus decepciones,

por su porvenir más o menos sombrío.

Quiere lo que Dios quiere.

Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades

el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,

acepta los designios de su providencia.

Poco importa que te consideres un frustrado

si Dios te considera plenamente realizado, a su gusto.

Piérdete confiado ciegamente en ese Dios

que te quiere para sí.

Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas.

Piensa que estás en sus manos, tanto más fuertemente sostenido,

cuanto más decaído y triste te encuentres.

Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.

Que nada te altere.

Que nada sea capaz de quitarte tu paz.

Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.

Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro,

una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige.

Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada,

como fuente de energía y criterio de verdad,

todo aquello que te llene de la paz de Dios.

Recuerda: cuanto te deprima e inquiete es falso.

Te lo aseguro en el nombre de las leyes de la vida

y de las promesas de Dios.

Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste...

adora y confía.

Teilhard de Chardin

lunes, 12 de marzo de 2012

CUARESMA 2012




Quien tenga miedo a andar,
que no se suelte de la mano de su madre;
quien tenga miedo a caer,
que permanezca sentado;
quien tenga miedo a escalar,
que siga en el refugio;
quien tenga miedo a equivocarse de camino,
que se quede en casa...


Pero quien haga todo eso ya no podrá ser hombre,
porque lo propio del hombre es arriesgarse.
Podrá decir que ama, pero no sabe amar,
porque amar es ser capaz de arriesgar por otros.




Vientos de libertad. Juliàn Rìos


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domingo, 4 de marzo de 2012

"Quien soy yo Señor para esperar tu amor, tu protección, tu misericordia?

¿Quién soy yo para merecer un lugar en tu corazón, en tu casa, en tu Reino?

¿Quién soy yo Señor para esperar tu perdón, tu amistad, tu abrazo?

¡Y sin embargo, es esto lo que espero, incluso hasta cuento con ello!

No por mis méritos sino por tu inmensa misericordia...

Ayúdame a seguirte, a unir mi vida a la tuya y a convertirme en el espejo de tu amor."
(H. Nouwen)


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