1. Un tiempo para ilusionarse
“Levantense, alcen la cabeza. Se acerca la liberación” (Lc 21,28)
Qué bueno es tener motivos para esperar. No pasa nada si nos falta algo, si hay heridas... En realidad hay etapas en las que lo importante es escuchar la promesa de algo bueno.Y creerla, si quien promete es alguien en quien se puede confiar (Dios lo es).Llegará la sanación para las heridas. Llegará la luz para disipar las sombras. Llegará la paz a las personas. Llegará el amor a poblar las soledades. Llegará la palabra a tender puentes. Llegará el descanso, compartido. Llegarán nuevas ideas, nuevas canciones, nuevos proyectos. Llegará Jesús.
¿Qué me ilusiona hoy? ¿Qué espero, anhelo, deseo en este momento de mi vida?
LA ESPERA
Mi amor vendrá
y abrirá de repente sus brazos
para estrecharme en ellos,
comprenderá mis miedos,
observará mis cambios.
2. Una promesa de amor
“No temas, que yo te he elegido. Te he llamado por tu nombre y eres mío. Si pasas por las aguas estoy con vos, si por los ríos, no te anegarán…” (Is 43)
El Adviento es el tiempo en que Dios nos promete que su amor no descansa. Por cada uno de nosotros.Que salvará distancias infinitas. Que se hará pequeño para encontrarnos. Que vendrá a nuestras vidas. Que creerá en cada uno de nosotros, conociendo nuestra verdad profunda. Y que nos saldrá al encuentro en caminos inesperados. Y esa promesa vale un mundo.
¿Qué despierta en mí esa palabra de amor de Dios? ¿Creo de verdad que Dios me quiere, como soy?
AMOR
Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.
...aspiro a estar contigo en paz
Antonio Gamoneda

Publicado por Pastoral SJ
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